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Semana # 18 Perder = Ganar


Versículo bíblico: 1 Samuel 2: 19-21: “Y cada año, cuando su madre iba al templo con su marido para ofrecer el sacrificio anual, le llevaba una capa pequeña que le había hecho. Entonces Elí bendecía a Elcana y a su esposa, diciendo: “Que el Señor te recompense dándote hijos de esta mujer a cambio del que ella le ha dedicado.” Después de esto regresaban a su hogar,y el Señor bendecía a Ana, la cual quedaba embarazada. De esa manera, Ana dio a luz tres hijos y dos hijas, y el niño Samuel seguía creciendo ante el Señor.” 



Reflexión: Ana había sido estéril y sufrido mucho por esta situación.  Ella le prometió a Dios que si le daba un hijo se lo dedicaría a Él.  Dios le dio la bendición de tener un hijo al que llamó Samuel y al ser destetado lo llevó al templo para que sirviera con los sacerdotes.  Imagino que no fue fácil cumplir esa promesa.  Lo más que anhela una madre es estar junto a su hijo en cada momento de su vida, poder verlo desarrollarse y madurar y disfrutar cada etapa.  ¿Qué sentido tendría entonces tener un hijo si no podemos estar junto a él? A pesar de lo difícil que pudo haber sido para Ana el separarse de su amado hijo, ella fue firme en su promesa y cumplió.  Pero que bueno que Dios siempre ve cada sacrificio que hacemos y sabe recompensar. Ana recibió la retribución de su fidelidad y tuvo 5 hijos más. 

Dice la palabra en 1 Corintios 15: 58, “Por lo tanto, mis queridos hermanos, seguid firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que nuestro trabajo en el Señor no es en vano.” En ocasiones podemos sentir que hemos sacrificado mucho por Dios, sentimos que lo hemos entregado todo y que nos encontramos con las manos vacías.  Quizás no hayamos entregado a un hijo como lo hizo Ana; pero sí otras cosas como: oportunidades profesionales, relaciones,  tiempo, sueños, pasatiempos, nuestro carácter, entre muchas otras. A pesar de esto tenemos la esperanza de que le servimos a un Dios de retribución y aunque en este momento sientas que lo has entregado todo y no tienes nada, puedes estar seguro que Él te recompensará por tu sacrificio; y aún si no lo hiciera debes sentirte agradecido porque más que eso él sacrificó por nosotros en la cruz del calvario.  

El mismo Jesús dijo en Marcos 10: 29-30; “De cierto os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio,  que no reciba cien veces más ahora en este tiempo: casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y tierras, aunque con persecuciones, y en el siglo venidero la vida eterna.”  Ten ánimo y continúa entregando todo ya que Dios se encargará de bendecirte y recompensarte.  Puede ser que se te haga difícil continuar, sientes que no tienes fuerza o que has perdido mucho en el camino.  Lo interesante de Dios es que muchas veces lo que podemos pensar que son pérdidas son ganancias.  Ana podía haber pensado que estaba perdiendo a su único hijo al entregarlo a los sacerdotes pero, con su fidelidad estaba ganando 5 hijos más.  No permitas que lo que tus ojos ven actualmente te detenga, sigue entregándolo todo por Dios  y haz todo lo con excelencia, como dice en Colosenses 3: 23-24 ya que será Dios mismo el que te recompensará.   


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